Agnes Pelton_Resurgimiento, 1938
El Manual del Corazón de la perfección de la Sabiduría de la Otra
Orilla.
Todas las cosas llevan la marca
característica del vacío. No nacen ni dejan de existir; no son sin mancha ni
están manchadas; no se vuelven imperfectas ni perfectas. Por lo tanto aquí, en
esta vacuidad, no hay forma, ni sensaciones, ni nociones, ni propensiones
mentales; no hay conciencia; no hay ojo, ni oído, ni nariz ni lengua; no hay
cuerpo, ni mente; no hay color, ni sonido, ni olor, ni gusto, ni objeto del
tacto, no hay elemento constitutivo de la visión o de los otros procesos
sensibles, ni elemento constitutivo de los procesos mentales. No hay
conocimiento ni ignorancia, no hay destrucción del conocimiento ni destrucción
de la ignorancia. No hay doble concatenación de causas y efectos que terminan
en la vejez y en la muerte. No hay destrucción de la vejez y de la muerte; no
hay nacimiento ni cesación del sufrimiento; no hay camino hacia la destrucción
del sufrimiento. No hay iluminación, ni logro, ni realización; pues la
iluminación no existe.
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