Vincent Van Gogh_Estudio de un árbol, 1882
Algunos pensadores suponen que el movimiento de
los cuerpos celestes debe producir un sonido, dado que en la Tierra el
movimiento de cuerpos de mucho menor tamaño produce dicho efecto. Afirman,
también, que cuando el sol, la luna y las estrellas, tan grandes y en tal
cantidad, se mueven tan rápidamente ¿cómo podrían no producir un sonido
inmensamente grande? A partir de este argumento y de la observación de que sus
velocidades, medidas por sus distancias, guardan igual proporción que las
consonancias musicales, aseveran que el sonido proveniente del movimiento
circular de las estrellas corresponde a una armonía.
De Caelo, Libro II.9
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