Dedico este blog al Eterno Señor siempre físicamente manifestado,
sea cual fuere el lugar de esta tierra donde ahora se encuentre.

miércoles, enero 19, 2011

Gregg Braden_ La Matriz Divina

Cezanne_Foliage

“Hace mucho tiempo, nuestro mundo era muy distinto a como es hoy en día,” comenzó a relatar el guardián de la sabiduría. “Había menos gente y vivíamos más cerca de la tierra. La gente conocía el lenguaje de la lluvia, de las cosechas y del Gran Creador. Sabían cómo hablar con las estrellas y con los seres del cielo. Comprendían que la vida era sagrada y que era producto del matrimonio entre la Madre Tierra y el Padre Cielo. En esa época había equilibrio y la gente era feliz”
“Luego, algo  ocurrió. Nadie en verdad sabe por qué, pero comenzaron a olvidar quienes eran. Con el olvido, comenzaron a sentirse separados, separados de la tierra, de los demás, y hasta de su creador. Se perdieron y deambularon por la vida sin dirección ni conexión. En su separación, creían que tenían que pelear para sobrevivir en este mundo, y defenderse contra las mismas fuerzas que les habían dado la vida, en la que habían aprendido a vivir en armonía y confianza. Muy pronto, usaron toda su energía para protegerse del mundo que los rodeaba, en vez de hacer las paces con su mundo interior”.
“Aunque habían olvidado quienes eran, en algún punto de su interior permanecía el don de sus ancestros. Todavía les quedaba un recuerdo que vivía con ellos. En sus sueños sabían que poseían el poder de sanar sus cuerpos, de atraer la lluvia cuando fuera necesario y de hablar con sus ancestros. Sabían que de alguna manera podían encontrar de nuevo su lugar en el mundo de la naturaleza.”
“Mientras intentaban recordar quiénes eran, comenzaron a construir cosas fuera de sus cuerpos para recordarles quiénes eran en su interior. Con el paso del tiempo, incluso construyeron máquinas para curar a las personas, crearon químicos para hacer crecer sus cosechas, y extendieron cables para comunicarse a través de largas distancias. Cuanto más se desviaban de su poder interior, más se enredaban sus vidas externas con las cosas que creían que los harían felices.”
“¿Cómo termina la historia?” le pregunté al guardián de sabiduría. “¿Lograron esas personas encontrar su poder y recordar quiénes eran?”
Se quedó callado por un momento y luego susurró: “Nadie lo sabe porque la historia no ha terminado. Aquellos que se perdieron son nuestros ancestros, y nosotros somos los que estamos escribiendo el final. ¿Usted qué cree…?”

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