
«La marquesa tomó su té a las cinco.» Valéry decía, más o menos, que no pueden escribirse tales cosas cuando se ha entrado en el mundo de las ideas, mil veces más vigoroso y romántico, mil veces más real que el mundo del corazón y de los sentidos. «Antonio amaba a María, que ama a Pablo; fueron muy desgraciados y tuvieron muchas nadas.» ¡Toda una literatura! Palpitaciones de amebas y de infusorios, cuando el Pensamiento arrastra tragedias y dramas gigantescos, transmuta seres, transforma civilizaciones, moviliza enormes masas humanas. ¡Soñolientos goces, delectación burguesa! Nosotros, adeptos de la conciencia despierta, trabajadores de la tierra, sabemos dónde están la insignificancia, la decadencia, el juego corrompido...
El Retorno de los Brujos
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