pero esa no es la muerte que me duele
o que abrazo. La muerte que me duele
es la que yo alimento
cuando toco la tarde con las manos vacías.
(A los días, quizás, hay que inventarles cosas:
agregando algún rostro, un canto, una tormenta
o remontar historias con simples barriletes)
Tal vez por eso cuando llega la noche
y aún no he cosechado siquiera una nostalgia,
sospecho que me muero en algún universo,
aunque ni dios se dé por enterado.
Ricardo Fonseca
No hay comentarios:
Publicar un comentario