Oscar Edmund Berninghaus_Luz de fuego en la procesión del pueblo el día de Nochebuena, 1951
“A los ojos de su familia y amigos el hombre
dormido, a pesar de un movimiento ocasional y su respiración, parecía muerto.
Sin embargo, al despertarse hablaba de sus expediciones de caza en el bosque.
Hablaba también de sus encuentros con amigos muertos. Los oyentes lo creían, ya
que ellos mismos habían experimentado sueños análogos. Sabiendo que él no había
salido de la caverna, estaban al mismo tiempo conscientes de la verdad de sus
palabras. El mundo de los sueños les parecía el mundo material. Había árboles y
montañas, animales y personas e incluso estaban presentes los muertos con el
mismo aspecto que tenían en vida. De todo esto se sacaba la conclusión de que
era necesario preparar bien al difunto para sus necesidades en la vida del más
allá”
La
Brujería vista desde adentro, Editorial Lewellyn, 1975
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