Pablo Ruiz Picaso_Acróbatas (Madre e Hijo), 1905
Que la vida –la admirable, la pavorosa vida- continúe
desenvolviendo sus hilos… ¿Cómo no seguir en los sitios de peligro donde no
caben ni salvación ni regreso?
Tanto peor si la realidad vence una y otra vez y convence
a los eternos convencidos trayendo entre los brazos verdaderos despojos: el
hierro y el cemento o la hoz y el martillo como argumentos definitivos para
justificar la prodigiosa bestialización de la vida humana.
Ese mundo no es el nuestro
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