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Mito 4: El primer día Dios separó la luz de las tinieblas
El Mito: Y vio Dios que era buena la luz, y la separó de las tinieblas; y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y hubo tarde y mañana, día primero (Gn 1, 4-5)
E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la mayor para presidir el día y la menor para presidir la noche, y las estrellas; y las puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra y presidir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno, y hubo tarde y mañana: día cuarto (Gn 1, 16-19)
Mito 4: El primer día Dios separó la luz de las tinieblas
El Mito: Y vio Dios que era buena la luz, y la separó de las tinieblas; y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y hubo tarde y mañana, día primero (Gn 1, 4-5)
E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la mayor para presidir el día y la menor para presidir la noche, y las estrellas; y las puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra y presidir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno, y hubo tarde y mañana: día cuarto (Gn 1, 16-19)
La Realidad: El Génesis contiene dos relatos contradictorios acerca de cómo y por qué la luz se separó de las tinieblas. La confusión tuvo lugar porque el primer relato sucede antes de que aparezcan el Sol y la Luna, y los redactores de la Biblia posteriores ya no recordaban por qué en el relato original egipcio el día y la noche aparecían antes del disco solar y de la Luna. Como resultado, añadieron una segunda división de la luz tras la aparición de estos dos cuerpos celestiales.
Tras la aparición de la primera luz el primer día, el Génesis dice que Dios separó la luz de las tinieblas y llamó a la luz «día» y a las tinieblas «noche». Sin embargo, el cuarto día, Dios volvió a separar la luz de las tinieblas y dividió el tiempo en día y noche. ¿Por qué ocurre esto dos veces?
La naturaleza de la luz que apareció el primer día es confusa. En el Génesis, el Sol, la Luna y las estrellas no aparecen hasta el cuarto día. ¿Cómo podemos tener luz el primer día y cómo se la puede separar de las tinieblas de manera que tengamos un día y una noche a las que seguirán dos períodos más de luz y oscuridad, y todo ello antes de la creación del Sol? Y, si ya tenemos periodos alternantes de luz y tinieblas, ¿hasta qué punto era necesaria una nueva separación de la luz de las tinieblas tras la aparición del Sol?
La confusión surge porque en el relato del Génesis, siguiendo el mito egipcio, la luz aparece al principio de la Creación. Esta luz era un atributo de Atum, dios del Sol, pero no representaba el disco solar.
En la versión egipcia, el Sol tenía muchas formas y distintos dioses representaban distintos aspectos del Sol. A lo largo de su viaje diario a través del cielo, por ejemplo, distintos dioses representaban la ubicación del Sol en diferentes momentos. El sol matutino era Kepri, el dios escarabajo, y el sol de la tarde era Ra. El disco solar era conocido como Atón, y se le llegó a considerar como una divinidad separada, significando sólo una manifestación visual del Sol, pero no representaba todo el ser físico del Sol, y no apareció hasta más tarde en el proceso de la Creación.
Los egipcios también tenían una visión filosófica del día y la noche. Según un pasaje del Libro de los Muertos egipcio: «Como para la 'eternidad' que es el día; como para la 'perpetuidad', que es la noche».
Esta visión reflejaba la idea egipcia de que la vida continuaba a través de los tiempos. De modo filosófico, esta idea evolucionó a partir del ciclo diario del sol, que los egipcios veían como un renacimiento diario y la renovación de la vida. El sol matutino era un niño, el ocaso un viejo. El comienzo de la «eternidad» y «perpetuidad» coincidía con la aparición de la primera luz al principio de la Creación. Por lo tanto, los egipcios veían el «día/eternidad» y la «noche/perpetuidad» como un atributo de la primera luz del sol.
La misma idea aparece en el Génesis. La creación por parte de Dios del día y la noche con la primera luz significaba la idea egipcia de «eternidad» y «perpetuidad» y representaban distintos fenómenos que los de día y noche asociados con la aparición del disco solar y la Luna y las estrellas.
Sin embargo, para los monoteístas hebreos, que escribieron cientos de años más tarde, el disco solar era únicamente el Sol. No había ningún dios o conjunto de dioses escondidos detrás. Sólo concebían el sol como un ente físico que se movía a través del cielo y separaba la noche del día. Para ellos, el día y la noche eran la consecuencia de la salida y la puesta del disco solar, tal y como lo expresaban en la descripción de los acontecimientos del cuarto día de la Creación. La «eternidad» y la «perpetuidad» no formaban parte de la religión hebrea y los sacerdotes hebreos ya no recordaban ni comprendían el significado filosófico del primer día y la primera noche. Si el día y la noche aparecieron el primer día, debía de tratarse de la separación normal de la luz del día de la oscuridad causada por la puesta del sol. Así, los autores del Génesis describieron el día y la noche del primer día según los convenios actuales, ignorando o no reconociendo la contradicción implícita entre los acontecimientos del primer día y el cuarto.
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