¿Nadie ha encontrado aún la clave?
Bueno, al menos, existió Sócrates: «Conócete a ti mismo...»
Y asesinaron a Sócrates.
También existió un Prometeo, que quería traer el Fuego divino a los hombres.
¿Un mito?
Simbólicamente, podemos decir que el año 399 antes de Cristo, justo el día de la cicuta de Sócrates, Occidente tomó un camino fatal.
Aquel día comenzamos a alejarnos irremediablemente de la clave. Desde aquel islote de belleza y gracia, que tenía por divisa to kalon to epieikes, «lo bello es verdadero», íbamos a ser cogidos lentamente por la barbarie romana, cuyo grito resuena aún a través de nuestros cinco continentes: panem et circenses, «pan y circo»; luego, más lentamente aún, pero más insidiosamente, por una Iglesia tentacular que pretendía ser lo contrario de la brutalidad romana, pero que conducía igualmente a unas terribles hogueras, y que nos encerraba en un conocimiento prefabricado y ordenado por Dios, cuya única salida posible era la rebelión materialista y zambullirnos en una cierta mugre humana.
Y no logramos salir de esta mugre, a pesar de nuestros triunfos... embrutecedores.
Tenemos más «pan», algunos; pero «circo»... ¡en cantidad![...]
SATPREM
El Crepúsculo de los Hombres
Bueno, al menos, existió Sócrates: «Conócete a ti mismo...»
Y asesinaron a Sócrates.
También existió un Prometeo, que quería traer el Fuego divino a los hombres.
¿Un mito?
Simbólicamente, podemos decir que el año 399 antes de Cristo, justo el día de la cicuta de Sócrates, Occidente tomó un camino fatal.
Aquel día comenzamos a alejarnos irremediablemente de la clave. Desde aquel islote de belleza y gracia, que tenía por divisa to kalon to epieikes, «lo bello es verdadero», íbamos a ser cogidos lentamente por la barbarie romana, cuyo grito resuena aún a través de nuestros cinco continentes: panem et circenses, «pan y circo»; luego, más lentamente aún, pero más insidiosamente, por una Iglesia tentacular que pretendía ser lo contrario de la brutalidad romana, pero que conducía igualmente a unas terribles hogueras, y que nos encerraba en un conocimiento prefabricado y ordenado por Dios, cuya única salida posible era la rebelión materialista y zambullirnos en una cierta mugre humana.
Y no logramos salir de esta mugre, a pesar de nuestros triunfos... embrutecedores.
Tenemos más «pan», algunos; pero «circo»... ¡en cantidad![...]
SATPREM
El Crepúsculo de los Hombres
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