El labrador y el artesano, a pesar de ser sirvientes
de su amo, cumplen con su obligación
cuando hacen lo que se les pide. Pero el Tirano
ve a aquellos que lo rodean como si estuvieran
rogando y pidiendo sus favores; y éstos deben
hacer no sólo lo que él les ordena, sino que deben
pensar lo que él quiere que piensen, y la
mayoría de las veces también darle satisfacción
y hasta adelantarse a sus pensamientos. No
basta con obedecerle, ellos también deben agradarle;
deben hostigas; torturar, qué digo, matar
en Servicio suyo; y [... ] deben renunciar a
sus gustos por los gustos de Él, violentar sus
inclinaciones y deshacerse de su propio temperamento
natural. Deben observar atentamente
sus palabras, su voz, sus ojos y hasta sus cabezadas
de sueño. No deben tener ojos, pies, ni
manos, sino que deben estar COMPLETAMENTE
alertas, espiando su voluntad y descubriendo
sus pensamientos. ¿Ésta es una vida feliz?
Más aún, ¿merece esto llamarse vida?
de su amo, cumplen con su obligación
cuando hacen lo que se les pide. Pero el Tirano
ve a aquellos que lo rodean como si estuvieran
rogando y pidiendo sus favores; y éstos deben
hacer no sólo lo que él les ordena, sino que deben
pensar lo que él quiere que piensen, y la
mayoría de las veces también darle satisfacción
y hasta adelantarse a sus pensamientos. No
basta con obedecerle, ellos también deben agradarle;
deben hostigas; torturar, qué digo, matar
en Servicio suyo; y [... ] deben renunciar a
sus gustos por los gustos de Él, violentar sus
inclinaciones y deshacerse de su propio temperamento
natural. Deben observar atentamente
sus palabras, su voz, sus ojos y hasta sus cabezadas
de sueño. No deben tener ojos, pies, ni
manos, sino que deben estar COMPLETAMENTE
alertas, espiando su voluntad y descubriendo
sus pensamientos. ¿Ésta es una vida feliz?
Más aún, ¿merece esto llamarse vida?
Un discurso sobre la
servidumbre voluntaria
servidumbre voluntaria
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