Ya sea que usted afirme la infalibilidad y deduzca de ella la soberanía, o ubique primero la soberanía y deribe de ella la infalibilidad, está obligado en cualquier caso a reconocer y sancionar un poder absoluto.
Y el mismo resultado se impone ya sea por medio de la opresión de los gobiernos o la razón de los filósofos, si usted hace soberano al pueblo o al rey.
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