Claude Oscar Monet_La Tarta, 1869
El aparato de dominación y explotación mundial que las oligarquías han erigido desde principios de la década de 1990 se caracteriza por un pragmatismo extremo. Se halla muy segmentado y tiene escasa coherencia estructural. Asimismo, presenta una extraordinaria complejidad y contiene numerosas contradicciones internas. En su seno, luchan facciones opuestas. Todo el sistema se halla atravesado por una concurrencia absolutamente feroz y los amos del mundo libran, entre ellos, incansables batallas homéricas.
Las armas con las que combaten son las fusiones forzadas, las ofertas públicas de adquisición hostiles (OPAS), la creación de oligopolios, la destrucción del adversario a través del dumping o de las campañas de calumnias dirigidas ad hominem. Si bien el asesinato es menos frecuente, si llega a darse el caso, los amos del mundo no vacilan y dan órdenes para que se cometa.
El aparato de dominación y explotación mundial que las oligarquías han erigido desde principios de la década de 1990 se caracteriza por un pragmatismo extremo. Se halla muy segmentado y tiene escasa coherencia estructural. Asimismo, presenta una extraordinaria complejidad y contiene numerosas contradicciones internas. En su seno, luchan facciones opuestas. Todo el sistema se halla atravesado por una concurrencia absolutamente feroz y los amos del mundo libran, entre ellos, incansables batallas homéricas.
Las armas con las que combaten son las fusiones forzadas, las ofertas públicas de adquisición hostiles (OPAS), la creación de oligopolios, la destrucción del adversario a través del dumping o de las campañas de calumnias dirigidas ad hominem. Si bien el asesinato es menos frecuente, si llega a darse el caso, los amos del mundo no vacilan y dan órdenes para que se cometa.
Pero, en cuanto el sistema en su conjunto, o en uno de sus segmentos esenciales, se ve amenazado o es simplemente impugnado y puesto en tela de juicio (como sucedió en el mes de julio de 2001, cuando se celebró la Cumbre del G-8 en Génova, o en el Foro Social Mundial de Porto Alegre durante el mes de enero de 2002), los oligarcas y sus mercenarios cierran filas. Defienden entonces, con uñas y dientes, la privatización del mundo, ebrios por el ejercicio de un dominio ilimitado y movidos como están por su voluntad de poder y codicia. Esta privatización confiere privilegios extravagantes, innumerables prebendas y astronómicas fortunas personales.
A las destrucciones y sufrimientos que los oligarcas del capital mundializado infligen a los pueblos con su imperio militar y sus organizaciones mercenarias de índole comercial y financiera, se suman las devastaciones y padecimientos que la corrupción y la prevaricación provocan, presentes a gran escala en numerosos gobiernos, sobre todo, del Tercer Mundo. El orden mundial del capital financiero no puede funcionar sin la complicidad activa y la corrupción de los gobiernos instalados en el poder...
Los nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten
2 comentarios:
Y la corrupción de los gobiernos de turno es consecuencia de la corrupción que hay en las naciones (o sea, en los ciudadanos del país) donde dirigen esos gobiernos.
Y entonces, para hacer algo con la corrupción
primero los hombres deben purificarse cada uno a sí mismo.
Y en eso estoy,
sólo que me encuentro
con mis dificultades.
¡No me comunico con el otro!
¡Parece que nunca lo hubiera hecho!
¡Qué terrible que es eso!
¡Cuánto dolor, se desgrana mi yo!
"...Tendemos a considerar las otras almas como configuraciones de nuestra mente y su salvación sin importancia, como si sólo nuestra alma fuera enteramente real y su salvación la única cosa que cuenta..."
La conciencia, como una más de nuestras capacidades, también se desarrolla, con sus propias herramientas.
El desarrollo de tus capacidades te permitirá la comunicación, sin duda ninguna.
Pero recuerda: unidad no implica uniformidad!!!
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