Dedico este blog al Eterno Señor siempre físicamente manifestado,
sea cual fuere el lugar de esta tierra donde ahora se encuentre.

jueves, agosto 25, 2005

LOUIS PAUWELS Y J. BERGIER


Arnold Böcklin_La Isla de los Muertos, 1880


Nuestra civilización, como toda civilización, es un complot. Numerosas divinidades minúsculas, cuyo poder solo proviene de nuestro consentimiento en no discutirlas, desvían nuestra mirada del rostro fantástico de la realidad.


El complot tiende a ocultarnos que hay otro mundo en el mundo en que vivimos, y otro hombre en el hombre que somos.


Habría que romper el pacto, hacerse bárbaro. Y, ante todo, ser realista. Es decir, partir del principio de que la realidad es desconocida.


Si empleásemos libremente los conocimientos de que disponemos; si estableciésemos entre estos relaciones inesperadas; si acogiésemos los hechos sin prejuicios antiguos o modernos; si nos comportásemos, en fin, entre los productos del saber con una mentalidad nueva, ignorante de los hábitos establecidos y afanosa de comprender, veríamos a cada instante surgir lo fantástico al mismo tiempo que la realidad.




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